sábado, 22 de julio de 2017

Carta a la conciencia nacional: Apostemos a la reconciliación

Howard Cotto apareció en televisión confirmando que la PNC ha recibido ordenes de captura contra los exguerilleros que en 1991 dieron muerte a 3 asesores militares norteamericanos, luego de haber derribado su helicóptero militar en el municipio de Lolotique. El director de la PNC y también exguerrillero dijo que no se sabía los nombres de los imputados, porque “no eran figuras conocidas en la opinión pública”.

Bueno, comisionado: Como se trata de excompañeros y amigos míos, te voy a decir quiénes son: Se llaman Fernán Hernández “Aparicio” y Severiano Fuentes “Porfirio” y han sido destacados combatientes en la lucha que te ha catapultado a tu cargo en la PNC – que yo sepa, más destacados que vos.

Y encima del sacrificio de pelear en la guerra, ellos han hecho otro que ningún otro comandante o combatiente ha sido capaz de hacer: Luego de la firma de la paz, se presentaron voluntariamente a la justicia. No querían que el controversial caso del helicóptero norteamericano que derribaron, y de la muerte que dieron a dos sobrevivientes, se convirtiera en obstáculo para el complicado y frágil proceso de implementación de los Acuerdos de Paz.

“Porfirio” y “Aparicio” tuvieron la hombría de asumir su responsabilidad. Ante el juez se hicieron cargo de haber derribado la nave, y de haber dado “tiros de gracia” a los dos militares norteamericanos sobrevivientes, pero mal heridos. El tercero había muerto en la caída del helicóptero. Asumieron su condena e ingresaron al penal de Mariona.

Luego fueron sobreseídos, en cumplimiento de la Ley de Amnistía, y salieron libres. Ahora, al haber declarado la Sala de lo Constitucional inconstitucional esta amnistía, los andan buscando para que 25 años después cumplan su condena. Por esto las órdenes de captura que emitió la fiscalía, cuyo titular tampoco se molestó en darles el beneficio de mencionarlos con sus nombres y explicar las circunstancias.

Estos dos hombres, tratados por el director de la PNC y el fiscal general como unos fulanos anónimos que no vale la pena identificar por su nombre y su trágica historia, al ser capturados pagarán el costo de la suspensión de la amnistía – y de la negligencia de la Presidencia de la República y de la Asamblea Legislativa. Ambos no han cumplido con la sentencia de Sala que les mandaba generar una Ley de Reconciliación Nacional que buscara soluciones a este tipo de casos, sobre todo los que no son de “crímenes de lesa humanidad.”

Precisamente este semana, en una audiencia de seguimiento convocada por la Sala, se hizo evidente que ni en Casa Presidencial ni en la Asamblea se está trabajando en esta legislación indispensable para no dejar un vacío legal y ético luego de la suspensión de la amnistía. Simplemente nadie ha hecho caso a esta parte de la sentencia.

En este vacío legal, del cual nadie se hace responsable, están cayendo las vidas de “Porfirio” y “Aparicio” y sus familias.

Están en la misma situación que el coronel Benavides, quien fue condenado en el caso del asesinato de los jesuitas, luego amnistiado, y luego de la sentencia de la Sala recapturado para cumplir su condena. Pero en este caso, la UCA y los jesuitas han solicitado al Estado que le conmuten la condena y lo pongan en libertad. Una iniciativa valiente y profundamente humana.

Lo mismo hay que exigir en el caso de “Porfirio” y “Aparicio”. Igual que el coronel Benavides no constituyen ningún peligro para la sociedad. Presentándose en 1992 voluntariamente, han mostrado que para ellos la paz tenía prioridad sobre sus intereses personales. Espero que los jesuitas, el Cardenal Rosa Chávez y la ciudadanía respalden la solicitud de reducir su condena y concederles libertad.

Saludos,
44298-firma-paolo
(MAS! / El Diario de Hoy)

 

jueves, 20 de julio de 2017

Carta a la generación salvadoreña de postguerra: Rebélense contra la hipocresía

 
Hitler y Staffenberg Iizqu.)
Amigos:
El 20 de julio, aniversario del atentado que un grupo de altos jefes militares alemanes intentaron para matar a Adolf Hitler, siempre fue un día complicado durante mi juventud en la postguerra. Declarado por ley “Día de la Resistencia”, pero nunca fiesta nacional, nunca “día nacional”, tuvimos que asistir al colegio en vez de ir a un lago o las piscinas públicas. No había clases, pero un acto solemne, donde tuvimos que escuchar el sermón del director, que nadie podía entender. No sólo porque éramos muy jóvenes, sino por su incongruencia. Todos sabíamos que el tipo había sido ferviente militarista y nazi durante la guerra, y ahora, democratizado y “desnazificado” el país, le tocó hablarnos de la “noble resistencia” y del “honor de los verdaderos patriotas y militares”.

Por suerte, también tuvimos un profesor que no sólo una vez al año, no sólo el 20 de julio, nos hablaba del nacionalsocialismo, del nacionalismo, del militarismo, de los crímenes de guerra y del Holocausto. Claro, este hombre no fue nazi durante la guerra, sino preso político, por el crimen de ser socialdemócrata. Por supuesto, a él jamás lo dejaron dar el discurso del 20 de julio…

Los discursos oficiales en el Parlamento, de ministros, jueces, fiscales y diputados, siempre se parecían más al sermón de nuestro director que a lo que nuestro profesor de historia nos hizo estudiar. Nunca explicaron porqué ellos no habían hecho nada contra la dictadura, la guerra y los campos de concentración. Más bien resaltaron a los “héroes del 20 de julio” como prueba que no todos en su generación eran o nazis o cobardes.

Tampoco explicaron que la élite militar prusiana, en gran parte proveniente de familias aristocráticas como su líder, el Conde Claus Schenk von Stauffenberg, se rebeló contra los nazis cuando comenzaron a perder la guerra, en 1944, no sin antes armarle a Hitler la formidable máquina militar que necesitaba para invadir a Polonia, Francia y la mitad de Europa.

Nadie en estos discursos oficiales mencionaba que la persecución de socialdemócratas, comunistas, y sindicalistas y el exterminio de los judíos comenzó en 1933 – y la resistencia de los militares del 20 de julio hasta 10 años más tarde. O sea, cuando ya habían muerto millones en los campos de batalla, las prisiones y los campos de concentración.

Esta ambivalencia y hipocresía escuchó mi generación de postguerra en nuestras casas, nuestras escuelas, de nuestros fiscales, jueces y gobernantes.

Llegando a la edad propicia para racionar y cuestionar, y topándonos en las universidades con la misma amnesia y las mismas mentiras, nos rebelamos. Surgió la famosa consigna “Debajo de las togas, el tufo de mil años”, haciendo alusión a las vestimentas medievales que en aquel entonces todavía usaban los catedráticos dando clases – y al “imperio de mil años” proclamado por Hitler.

La hipocresía de la generación de nuestros padres y profesores produjo la rebelión estudiantil de los años sesenta.

La historia es para conocer y entenderla. Y para actuar. Saludos,

44298-firma-paolo
(MAS! / El Diario de Hoy)

martes, 18 de julio de 2017

Carta a los dinosaurios y quienes los preservan: La paja y la viga en los ojos

Hay un montón de gente de derecha que siempre me aplaude ciegamente cuando critico al FMLN. Pero los mismos se ponen bravos e intransigentes cuando me atrevo a criticar a ARENA, sobre todo a su corriente conservadora e intolerante. Cuando publiqué mi Carta a Mauricio Interiano, cuestionando cómo estaba manejando las primaras y bloqueando la renovación de su partido, me reclamaron que no mencioné que el FMLN y su cúpula son peores.

Según ellos, la única manera permitida de criticar a ARENA sería más o menos así (les pongo un párrafo de mi carta reeditada con los mandatos de los amigos conservadores):
Seguiste hablando de apertura, pero tu COENA la bloqueó en la práctica. (Hay que señalar que el FMLN está peor, ahí ni siquiera pronuncian palabras como “apertura” o “pluralismo”). Para esta primaria el COENA hubiera tenido que motivar y proactivamente reclutar a mujeres y hombres críticos, frescos, renovadores, competentes a competir por alcaldías y diputaciones. (Claro, el FMLN tampoco admite a personas críticas). El COENA hizo contrario: Vetaron a los pocos que se animaron. (En el FMLN nadie se anima a apuntarse como diputado con la pretensión de renovar este partido). Le diste rienda suelta a personajes que no permitieron que entrara gente que pensara diferente. (Y así como ustedes tienen sus dinosaurios, que por cierto son especie en extinción, en el FMLN reinan los Tiranosaurios, sin ningún indicio de que estén en peligro de extinción).
No me jodan, el día que comience a escribir así, siempre cubriendo todos los flancos y calmando los nervios a todos, mejor dejo de escribir. Si a ARENA solo se le puede criticar si al mismo tiempo se condena al FMLN (o viceversa), el debate político deja de tener sentido.

No soy el único a quien los retrógrados tratan de imponer un discurso de este tipo. Ahora le está pasando a Juan Valiente. Nunca ha escondido que es católico practicante y, como tal, en contra del aborto. Pero tampoco ha escondido su convicción de que como diputado no puede imponer a la sociedad sus principios personales y que está abierto a un debate racional para buscar legislaciones que concilien las creencias de unos con los derechos de otros. Ahora los fundamentalistas le quieren obligar a que cada intervención la introduzca jurando sobre la Biblia que es “pro vida”. Parece que en este país de fundamentalistas no cabe alguien quien diga: “Como persona defiendo mis convicciones religiosas, pero como diputado defiendo el mandato constitucional de un Estado laico”.

No les hagas caso, Juan. Vamos a seguir criticando sobre todo la viga en el ojo de los amigos, porque ahí podemos cambiar algo, y no limitarnos a señalar la paja en el ojo del otro. Vaya, ya estoy citando la Biblia (Lucas 6, 41-42). Pero no por obligación o para quedar bien, sino porque es de las partes que los fundamentalistas quieren obviar.

Saludos,
Posdata: Sólo esta vez les voy a hacer caso. Lo que aquí planteo a los dinosaurios de derecha, también va a los Tiranosaurios de la izquierda.
(MAS! / El Dairio de Hoy)